Las declaraciones del ministro Longueira a ESTRATEGIA, encendieron la discusión. Agentes sostienen que una buena opción es igualar el tributo al diésel con el de las gasolinas.
En entrevista con ESTRATEGIA, el ministro de Economía, Pablo Longueira, reconoció ser partidario de “hacer un esfuerzo” para reducir el impuesto específico a los combustibles, dado que se trata de un gravamen que “afecta indirectamente a todas las actividades y que está indexado tarde o temprano a la UF”.
Las palabras encendieron la discusión entre diversos agentes privados, quienes se muestran abiertos a revisar el tributo. El economista Enrique Goldfarb enfatiza que “no cabe duda que se podría plantear alguna alternativa al respecto, como un mecanismo variable, para que el efecto sea menos dañino en la clase media, donde impacta fuerte tomando en cuenta que muchos trabajan en el sector transportes”.
Señala que “es un tema demasiado funcional a la recaudación, pero perfectamente podría ser un impuesto variable para los de menores ingresos, de manera que sea más equitativo”. Recalca que “justamente cuando la economía está en auge, como ahora, es un buen momento para estas iniciativas”.
El académico de la Universidad de Chile, José Yáñez, suscribe la propuesta y menciona la necesidad de revaluar la razón tras el gravamen. “Se supone que su uso era para enfrentar el tema medioambiental, lo que no es tan así”, comenta. Precisa que “hay contradicciones claras, como que el combustible más contaminante tiene la tasa de impuesto más baja, y viceversa. Por eso se arguye esto de la contaminación cuando es conveniente”. Postula avanzar “hacia una igualación de tasas, y no hay que descartar la vía de los subsidios directos a las personas que realmente lo necesitan. Ahora bien, primero, para tomar una decisión, hay que transparentar cuál es realmente el objetivo”.
El economista de Gemines, Alejandro Fernández, considera factible “una reducción, ya que no hay ninguna regla al respecto. Sin embargo, antes hay que saber cómo se compensará la pérdida en la recaudación”. Tal como Yáñez, indica que “sugeriría igualar el impuesto que existe al diésel con el de la bencina, para neutralizar los efectos externos que generan; reducir solamente el gravamen de las gasolinas no es una buena idea. De hecho, un estudio del Banco Mundial señaló que éste es incluso bajo para compensar la externalidad”.
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